Fuimos por el mismo recorrido que solíamos hacer juntos, pero esta vez a metros de distancia.
Nos situamos en el mismo lugar en el que solíamos conversar y besarnos, pero separados.
Nos mirábamos y no nos conocíamos. Las ansias de un beso quedaban descartadas, junto con mis ganas de que esto se solucionara.
Eramos dos extraños cuando nuestras miradas se cruzaban, y tu, me hacías daño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario