Las penurias consumen nuestra alma y el odio nos lleva a la tortura.
Mataría sin pensarlo cien veces a la puta maldita que dice ser tu amiga, dejaría todo de lado por ver tu sonrisa ahora.
No soy culpable, tampoco inocente, la bondad me ha robado el alma y la cordura. Le quiero, no más allá de algo, pero sí, lo quiero, como a un hermano comprensivo, como a un padre bondadoso.
Odio tu rencor, odio tus "No sé que me pasa", pero no tengo nada que alegar, el odio nos consume, como el fuego al papel, y es cosa de tiempo, hasta que explotemos de odio y nos matemos los unos a los otros si impedimos hacerle daño a las personas que queremos.
Karma.
El odio nunca es bueno. Encierrame en tu corazón y no me dejes salir nunca. 
Ojalá nada de esto hubiera pasado (el odio, los celos y esas cosas) ni por ti, ni por mi.
Nos amamos, ¿que podría interponerse entre eso?
Nosotros mismos.

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