Desembarcado.

Quizás no te has dado cuenta que te has llevado una parte de mi, una parte muy valiosa e importante para vivir.  ¿Dónde quedarán los recuerdos y las memorias? ¿Será hora de enterrarlos bajo tierra, a miles de metros de profundidad? ¿Logrará eso sosegar el dolor? ¿Calmará los latidos desbocados que agitan mi pecho por cada segundo que pasa?

El silencio nos ha reinado en estos momentos.

 El odio y el amor compiten con la misma intensidad, la misma fuerza, tratando de salir, de hablar, de vociferar por un poco de ayuda.

¿Dónde escondemos las risas? ¿Dónde escondemos los besos que tanto anhelamos? ¿A dónde van los sueños y las promesas? ¿Los orgasmos, las manos escurridas, el sabor de tu cuerpo? ¿A dónde te diriges tú? ¿Dónde te diriges con todo ese amor  que me robaste? ¿Dónde escondes mi corazón? 

...

Te juro por todo lo que más quiero, que ya voy por ti, que será todo mejor ¿recuerdas los puntos suspensivos? Eso somos, te extraño tanto, tanto, tanto, mi corazón palpita tu nombre.

Siempre fuiste lo que más ocupó mi cabeza en momentos de agonía, quiero decir, lo eres, porque no has muerto , ni me has dejado a la deriva como nunca lo hemos planeado, porque siempre nuestros intentos fallidos de dejarnos atrás han consistido en ocupar equivocamente la palabra "fin" para luego llenarla de besos, cargados de  pasión y calor.

No puedo avanzar sin ti.

Hemos llegado a un punto sin retorno, a un punto inestable de nuestra cordura emocional, las catástrofes se hacen inevitables y las molestias se vuelven el tema esencial.
No puedo continuar, no quiero continuar
sin ti.