miércoles, 30 de noviembre de 2011
jueves, 24 de noviembre de 2011
martes, 22 de noviembre de 2011
¿Si me suelas entre tanto viento, como voy a continuar?
- ¡Basta! - Gritó de repente con los ojos llenos de lágrimas.
- ¿Qué? ¿Ahora no me vas a dejar hablar? ¡¿Eso quieres?! Quieres controlarme en todos los aspectos de mi vida ... - Él, sin hacerle caso, siguió gritándole como cada vez que perdía el control de sus impulsos. En alguna parte de su mente, sabía que la pequeña pelirroja estaba en lo cierto, pero su orgullo impedía poder darle la razón, aunque fuera solo en una pequeña parte de la situación. - ... de verdad ¡estoy harto de ti! ¿Porque no te consigues a otro a quién puedas controlarle la vida como a mi? ...
Pasaron más de diez minutos en que los arrebatos del chico siguieron llevándolo al descontrol y a la rabia; y en que la pelirroja solo pensaba en que había hecho mal, en que momento del día había fallado, en que palabra se equivocó para desencadenar la furia del hombre que por más de un año, no ha hecho más que prometerle amor eterno y besos infinitos.
Las lágrimas caían hasta empapar su vestido de flores, y su maquillaje había sido reemplazado por cascadas de angustia sobre su piel.
- Bueno, si en algo me equivoqué, lo siento, no era mi intención hacerte sentir así ... - La chica agacho la cabeza; sus palabras eran sinceras, si en algo se equivocó, quería enmendarlo, aunque le costará meses y años, quería lograrlo y hacerlo feliz, por lo menos un segundo, una milésima en que el se sintiera capaz de decir "Si, soy feliz contigo", sin que ella se lo pidiera, que fuera espontaneo, que saliera de su corazón, pero pareciera que nada lograba hacerlo feliz al cien por ciento, si bien, trataba de darle el gusto en todas las cosas, el no hacia más que reprocharle cosas tan simples que deberían olvidarse al siguiente instante; pero siempre había algo que desencadenaba la misma discusión de siempre, el control, los celos, las mañas y los malos entendidos eran pan de cada día entre ellos.
- ¿Porque no me escuchas? Sólo lo dices para complacerme, te odio - Su boca, la boca que la pelirroja besaba todos los días no decía palabras agradables, si bien ya había parado de escupir mierda, el tono frió y cruel seguía en su voz, esa voz que para ella siempre fue la melodía más hermosa que pudo escuchar en su vida, esa voz que por el simple hecho de que venían de sus labios, la añoraba todos los días ...
- ¿Qué? ¿Ahora no me vas a dejar hablar? ¡¿Eso quieres?! Quieres controlarme en todos los aspectos de mi vida ... - Él, sin hacerle caso, siguió gritándole como cada vez que perdía el control de sus impulsos. En alguna parte de su mente, sabía que la pequeña pelirroja estaba en lo cierto, pero su orgullo impedía poder darle la razón, aunque fuera solo en una pequeña parte de la situación. - ... de verdad ¡estoy harto de ti! ¿Porque no te consigues a otro a quién puedas controlarle la vida como a mi? ...
Pasaron más de diez minutos en que los arrebatos del chico siguieron llevándolo al descontrol y a la rabia; y en que la pelirroja solo pensaba en que había hecho mal, en que momento del día había fallado, en que palabra se equivocó para desencadenar la furia del hombre que por más de un año, no ha hecho más que prometerle amor eterno y besos infinitos.
Las lágrimas caían hasta empapar su vestido de flores, y su maquillaje había sido reemplazado por cascadas de angustia sobre su piel.
- Bueno, si en algo me equivoqué, lo siento, no era mi intención hacerte sentir así ... - La chica agacho la cabeza; sus palabras eran sinceras, si en algo se equivocó, quería enmendarlo, aunque le costará meses y años, quería lograrlo y hacerlo feliz, por lo menos un segundo, una milésima en que el se sintiera capaz de decir "Si, soy feliz contigo", sin que ella se lo pidiera, que fuera espontaneo, que saliera de su corazón, pero pareciera que nada lograba hacerlo feliz al cien por ciento, si bien, trataba de darle el gusto en todas las cosas, el no hacia más que reprocharle cosas tan simples que deberían olvidarse al siguiente instante; pero siempre había algo que desencadenaba la misma discusión de siempre, el control, los celos, las mañas y los malos entendidos eran pan de cada día entre ellos.
- ¿Porque no me escuchas? Sólo lo dices para complacerme, te odio - Su boca, la boca que la pelirroja besaba todos los días no decía palabras agradables, si bien ya había parado de escupir mierda, el tono frió y cruel seguía en su voz, esa voz que para ella siempre fue la melodía más hermosa que pudo escuchar en su vida, esa voz que por el simple hecho de que venían de sus labios, la añoraba todos los días ...
lunes, 14 de noviembre de 2011
viernes, 11 de noviembre de 2011
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